Los datos por sí solos no son de gran valor, pero estos mismos datos analizados a fondo se convierten en un tesoro en forma de información fiable y nada subjetiva, que en el ámbito educativo puede marcar la diferencia.
Las clases virtuales derivadas de la semipresencialidad permiten la obtención de datos masivos (Big Data) a través de las interacciones de los estudiantes con la plataforma Moodle (¿cuándo se conectan? ¿cuánto se conectan? ¿cuánto tardan en realizar la tarea? ¿cuántos editores de esa tarea y cuánto han participado? ¿cuánto se retrasan las entregas? y un largo etc). Es decir, sirve para hacer un zoom en tiempo real, para conocer mejor a los estudiantes.
Los millones de datos son procesados eficientemente con el programa informático adecuado y permite correlacionar dichos datos y detectar patrones y tendencias que sirven para realizar pronósticos fiables para la toma de decisiones. En educación éste tipo de análisis permite implementar una educación personalizada derivado del conocimiento exhaustivo del patrón de aprendizaje de cada estudiante, permitiendo un feedback estudiante-tutor en tiempo real y actuar en consecuencia, sin esperar a la evaluación final, quizás a veces demasiado tarde para remontar.
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