En el presente curso académico se cumple el vigésimo quinto aniversario de la inauguración de nuestro centro y con él, también cumple los años la celebración del Concurso Literario. He aquí una muestra de los poemas que han obtenido premio en la convocatoria  2017-18.

Departamento de Lengua y Literatura

PREMIOS

MODALIDAD  E.S.O.:

  • PRIMER PREMIO: El aprendiz incansable,  de Miguel  Palma Sánchez, 2º A ESO.
  • SEGUNDO PREMIO: Desierto.

MODALIDAD  BTO.:

  • PRIMER PREMIO: Jugando a ser humanos,  de Agustín Ríos Moreno, 2º E BTO.
  • SEGUNDO PREMIO: Sin título, de Paola Sánchez Agostini, 2º E BTO.
  • ACCÉSIT: Sin título, de Miguel Sánchez Martínez,  1ºF BTO.

CONCURSO DE ORTOGRAFÍA

  • 1er. PREMIO: Andrea Aroca López, 2º E BTO.

SONETO

Chaparrón, y de pronto es que me quedaba nublada.
Un fenómeno meteorológico  incierto;
La pubertad te hacía ser brisa, luego tormento,
sol de noche y rocío, en la mañana mojada.

La pubertad te hacía llorar sobre la almohada;
dejarle un rastro negro de maquillaje mal puesto.
Adulta oculto el rostro en un papel, pero confieso;
ahora, dejo un trazo de mal puestas palabras.

Ahora, sí; la tinta por encima de las lágrimas,
la fría recompensa por debajo del acierto
y la búsqueda del conocimiento como máxima.

¿Quién cambió a la niña triste por mujer de provecho?
Fue la educación, que es más que números y páginas
Fue la pubertad que, al fin y al cabo, sólo es tiempo.

Paola Sánchez Agostini

JUGANDO A SER HUMANOS

Este poema va dedicado a Ulises y a Laura por enseñarme que para amarse como adultos primero hay que quererse como niños.

No guardo la verdad en copas de vidrio
Ni busco la felicidad en vasos de cristal.
Sólo imagino un brindis entre nosotros
Tú, en la arena y yo, en el mar.

No sé si es el destino el autor de este guión,
Irónicos actos en esta dulce controversia.
Tan caótico que hasta marzo preguntó
Si abril todavía  seguía durmiendo la siesta.

Pero mayo levantó cabeza, como siempre.
En este páramo de sentimientos descarriados.
Tal fue así que se envalentonó,
Veintiséis rosas en este vals acompasado.

Amarte libre es un pleonasmo, luces de bohemia en la noche.
Donde sin ser Max, pretendo ser estrella.
Luchar contra el miedo esperpéntico que me acoge
Y al final darme cuenta que mi vida es, sin b, bella.

Papel en blanco, simple abstracción mental,
Miles de posibilidades, infinito ciclo vital.
Las variables se multiplican transformadas en poesía,
Sucios fonemas que conforman esta melodía

Es curioso, baila “capoeira” en mis cuerdas vocales
Me deja sin palabras en pleno soliloquio
Me bombardea con imágenes mudas, con gritos sordos
Que no me dejan conciliar el sueño.

Pareja de fusas perdidas en el pentagrama
Versos que reflejan a mi oculto yo superior
Somos un par de niños jugando a ser adultos,
Dos adultos buscando su niño interior.

Sinestesia apocopada en esta cárcel calabozo,
Pero de entre todas, me asola siempre la misma duda.
Si Dios jamás juega a los dados, entonces,
¿Qué crees que nos diría Neruda?

Agustín Ríos Moreno

SIN TÍTULO

Me harté de buscar y no encuentro camino.
Ando perdido en vasto mar color zafiro.
Y aunque desesperado por encontrar
algo en lo que agarrarme
para no sucumbir y ahogarme,
la música de sus olas
sigue siendo hermosa en mi oído.
El sonido de la brisa
surcando sobre estas,
acompasadas a su vez con mis latidos;
el restallar de las velas somnolientas
bajo un sol mortecino,
oculta mis gritos mientras me hundo
en tal abismo cristalino.
Ahora, bajo la superficie,
veo cómo se alejan distantes navíos,
mas se tornan burbujas en mi boca
las súplicas de auxilio.
Reina en mi ser
el caos más tranquilo.
Mientras mis párpados
se abren aterrados
e inunda mis pulmones el agua
de este océano tan frío,
calma mi corazón el oleaje,
y suavemente por este,
como un chiquillo en su cuna,
soy mecido.
Mi cuerpo a la deriva es arrastrado,
inmóvil, entumecido.
los ríos en el mar me remolcan;
soy movido por corrientes que desembocan
en cascadas hacia el negro infinito.
Es entonces, cuando caigo,
que soy expelido.
Ha parpadeado tras un segundo,
al que me he agarrado, abstraído,
y me encuentro de nuevo sentado
en un aburrido pupitre vacío.
Entonces, por su melena ondulada
me deslizo.
Trepo sus altas lianas
y me columpio entre sus rizos.
Jugueteo desenredando las ramas
que componen este bosque cobrizo,
y salto sobre las hojas perennes
que tras mi paso, han caído.
Sumido en la melancolía
que me produce el no poder verlos,
espero a que vuelva a abrirlos
para zambullirme de nuevo en ellos.
Sueño con ser náufrago en sus ojos,
mientras me balanceo como un niño
en su pelo.

Miguel Sánchez Martínez